Un hombre abandona su
responsabilidad cuando espera que su mujer tome siempre sus propias
decisiones y sea responsable de los resultados.
Esta expectativa supone una retención de tu don masculino y pone a la mujer en la posición de potenciar su propia masculinidad.
Para algunas mujeres es bueno aprender a usar su capacidad masculina de tomar decisiones y atenerse a las consecuencias. Pero si un hombre renuncia a su responsabilidad de dar a su mujer el don de la claridad y de la decisión masculinas, entonces ella se mostrará crónicamente afilada, angular y desconfiará del amor de él.
Ella dejará de rendirse amorosamente a él, dejará de confiar en su capacidad masculina, convirtiéndose en su propio hombre.
Esta expectativa supone una retención de tu don masculino y pone a la mujer en la posición de potenciar su propia masculinidad.
Para algunas mujeres es bueno aprender a usar su capacidad masculina de tomar decisiones y atenerse a las consecuencias. Pero si un hombre renuncia a su responsabilidad de dar a su mujer el don de la claridad y de la decisión masculinas, entonces ella se mostrará crónicamente afilada, angular y desconfiará del amor de él.
Ella dejará de rendirse amorosamente a él, dejará de confiar en su capacidad masculina, convirtiéndose en su propio hombre.