Cuando un hombre niega su
deseo por lo femenino, bien por elección o debido a la familiaridad,
es un signo de su despolarización hacia el mundo.
Puede que busque una amante para que le devuelva el vigor, pero ésta suele ser una solución temporal y complicada, puesto que sólo es cuestión de tiempo antes de que su amante también se vuelva familiar y por tanto lo canse.
Cualquier mujer hacia la que el hombre se sienta despolarizado sentirá su rechazo, su disgusto y alejamiento. En respuesta, ella se enfadará y se volverá destructiva. Su energía «sin maridaje» empezará a moverse caóticamente, llegando a ser autodestructiva.
El hombre no tiene excusa; debe cultivar una relación polarizada con su mujer y su mundo si quiere permanecer en armonía con ellos.
Puede que busque una amante para que le devuelva el vigor, pero ésta suele ser una solución temporal y complicada, puesto que sólo es cuestión de tiempo antes de que su amante también se vuelva familiar y por tanto lo canse.
Cualquier mujer hacia la que el hombre se sienta despolarizado sentirá su rechazo, su disgusto y alejamiento. En respuesta, ella se enfadará y se volverá destructiva. Su energía «sin maridaje» empezará a moverse caóticamente, llegando a ser autodestructiva.
El hombre no tiene excusa; debe cultivar una relación polarizada con su mujer y su mundo si quiere permanecer en armonía con ellos.