Los hombres deben apoyar la
sabiduría, el poder y las dotes intuitivas y curativas de las
mujeres maduras.
Los hombres no deberían degradarlas demandando o deseando que fueran como las mujeres jóvenes. Tal comparación no debería existir.
Cada edad de la mujer tiene su propio valor y la transición del brillo superficial a la irradiación profunda es inevitable.
Los hombres no deberían degradarlas demandando o deseando que fueran como las mujeres jóvenes. Tal comparación no debería existir.
Cada edad de la mujer tiene su propio valor y la transición del brillo superficial a la irradiación profunda es inevitable.